domingo, 10 de julio de 2011

Sudor frío

Acabo de llegar a Bishop, California, después de 7 horas y media de trayecto por carretera. Para ser sincero no voy a hacerme el penas, he llegado bastante entero aunque con un poquito de sueño acumulado. Ha merecido la pena, no esperaba menos, pero quizá no tanto.

Ha sido un trayecto de extrañas sensaciones, de descubrir ese lado aniquilador de la naturaleza. Death Valley es algo más que tierra muerta. Fue el camino de ilusiones a más de 50 grados en busca de metales pesados y preciosos. Pero para llegar allí, y aunque la distancia no es grande desde Las Vegas, hay que atravesar una siniestra zona que da algo más que mal bajío, el área 51.

El ejercito americano dispone de esta zona de 155 km2 de terreno para sus "experimentos". No puedo deciros ni como es a lo lejos, no lo sé. Tampoco si he entrado mucho o poco en esa zona. Sólo que desde la base de Indian Springs (esta pública y pegada a la carretera) ya se desprende algo raro. Imagino que la sugestión juega una parte importante en esta idea, pero os juro que uno no está cómodo allí. Ni yo ni mi GPS, que en un tramo de 10 km se ha desorientado en unas 20 ocasiones alimentando mi imaginación. Luego aparece el factor comercial. Un cartel reza en un punto concreto "última gasolinera antes del área 51" junto a una imagen de un alienígena.


Este tema de la gasolina es importante antes de entrar a Death Valley. Os explico lo de "hacer un Iraola". Andoni nos contó en Al Primer Toque que el año pasado, haciendo este mismo recorrido, se pasó de listo y se quedó sin gasolina. Os juro que conozco pocos sitios que sean peores que este para que te pase algo así. Lo he tenido muy presente. He llenado al salir de Las Vegas y he llegado con medio deposito hasta la primera (no sé si única) gasolinera del Parque. De esta forma he evitado buscar ese Saloon donde, amablemente, solucionaron la papeleta a Andoni. Mi recorrido ha sido desde la entrada "este" hacia la localidad de Beatty. He subido a Dante's View y he parado en Zabriskie point, dos miradores espectaculares, el primero imperdible. La imagen completa del valle te inspira a ver los grupos de buscadores de oro atravesando ese infierno que está incluso por debajo del nivel del mar. Y es que en Death Valley se alcanzan las temperaturas más altas de media anual de todo el planeta. Mi termómetro ha marcado los 52 grados, una sensación espantosa.



Capítulo aparte merece Rhyolite, al sur del Valle de la muerte . Este pequeño pueblo es la viva (o muerta) imagen de lo que supuso la fiebre del oro y lo que sucedió después de las crisis de principios del siglo XX. En su tiempo Rhyolite tenía teléfono, agua, red eléctrica y hasta periódico para los más de mil habitantes que lo poblaban en 1901. El pueblo creció y sus servicios también. Colegio, hospital e incluso opera para un campamento minero que llegó a los 5000 habitantes en su apogeo. Los malos tiempos retiraron a los inversores y la población comenzó a emigrar. Hoy Rhyolite es un pueblo fantasma. Tan solo quedan en pie algunas paredes y en estado bastante calamitoso. Pero hay algo que, aun castigado por el paso del tiempo, se mantiene impertérrito: el cementerio. No está en el pueblo, he tenido que atravesar un camino hasta llegar, pero lo he hecho. Si malas vibraciones transmite la 51, esto no se queda corto. Tumbas de aquellos años rodeadas de alambre donde no reza más que un nombre y un mote. Desolador y aterrador al mismo tiempo. Os diré que el motor de mi coche estaba en marcha y que sí, he salido por patas de esa zona de la que hablaré a Bruno Cardeñosa y Martín Expósito para que hablen de ello en la Rosa de los Vientos.

Una vez atravesado el Valle de la Muerte tenía que tomar carretera a Bishop. No podía imaginar que tuviera que subir y bajar tremendos puertos ni comparables a los del Tour de Francia. De 7500 pies a 5500 una y otra vez por una serpenteante buena pista asfaltada. Una recomendación. Jamás hagáis este recorrido de noche, es peligrosísimo. Afortunadamente las rectas te permiten respirar la reaparición de la vegetación hasta que te encuentras con este coqueto pueblo. Bishop es esa escena de Doctor en Alaska donde los hombres llevan gorro cowboy y botas. La gente vive y ama la naturaleza como medio de vida. El pueblo está rodeado por la Sierra Nevada y las White Mountains, antesala de Yosemite, mi destino de mañana. Será otro cuento.

P.D Mientras escribo un chico ha entrado en el humilde hotel a pedir trabajo. Secuencia de dos segundos y respuesta negativa. Seguirá buscando, tenía cara de ganador.

4 comentarios:

  1. Fantástico, te escuché junto a Expósito en LRV y me quedo aún más impresionado. Felicidades por el blog y por la entrevista.

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  2. Muchísimas gracias!!!
    Disfruté tanto escribiendo como contándolo el otro día a Martín.

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  3. Os escuché el otro día en la Rosa y no me he podido resistir a entrar en el blog y ver de que lugar se trata. Dejo un enlace por si alguien quiere hacer una visita virtual a Rhyolite

    http://www.rhyolitesite.com/tour.html

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  4. Enhorabuena tío, te he escuchado en la RTV, y que envidía, es uno de mis sueños (tenemos tantos) ya cumplí uno de ellos que fue irme solo a NYC hace 5 años durante una semana y tambien escribí en un blog mis experiencias inmediatas, eso es la leche, claro que entonces era un engorro ya que tenias que buscar un cyber, pero ahora mola.
    Bueno enhorabuena otra vez y me guardo tu blog en favoritos.
    Saludos

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