La salida de Las Vegas te enfila a las montañas de Nevada. Atravesada esa cordillera te encuentras de frente con el espectacular lago Mojave, antesala de la Hoover dam. Es increíble que tan tremenda presa haya podido llegar a construirse, pero si no sois fanáticos del programa "Megaconstrucciones" de La Sexta, no paguéis ni un dólar por hacer su visita guiada. Tampoco por aparcar en el primer lugar que os indiquen (7 dólares) ya que cruzando la Hoover hay dos buenos miradores para hacer buenas fotos.
De vuelta a la interestatal 64, toca toparse con una leyenda, la Ruta 66. Mañana me detendré con algo de calma, pero hoy he echado mucho de menos mi moto. Pasear por este tramo de la antigua 66 debe ser casi obligado después de cruzarme con innumerables moteros con pinta de malotes y "burras" de las caras. Lo dicho, en el próximo post amplío detalles.
La dirección a seguir ya en Arizona es Phoenix. Las carreteras tienen interminables rectas que justifican el invento del control de crucero. El cielo tenía unas nubes preciosas, tipo los Simpsons. Tan bonitas eran que ha llovido en pleno desierto de Mojave cuando me he parado en una de las escasas gasolineras. No he querido arriesgar a hacer un "Iraola" (ya lo explicaré más adelante si no lo escuchasteis en el programa) y por 40 dólares he llenado 3/4 de gasolina.
En las cercanías del Gran Cañón la naturaleza cambia por completo. Las últimas 50 millas están rodeadas de grandes árboles incluso al paso de los poco pueblos que se atraviesan. Me he detenido en uno de ellos a comprar agua y delante de mi había una pareja de españoles con algún problema para pedir algo de comer. Era tan absurdo verles explicarse como que la dependienta, claramente sudamericana, no quisiera responderles en castellano.
Ciervos dentro del Parque Nacional de Gran Cañón |
Y diréis, ¿a cuento de qué viene esto?. Me lo ha contado José, un ecuatoriano camarero de mi Lodge dentro del Parque Nacional del Gran Cañón que no hace mas que darme el pésame por el malísimo día que me he encontrado al llegar. Pese a la lluvia me he acercado a ver esa maravilla del mundo en su parte sur. Estremecedor. Mañana habrá que madrugar para verlo en el amanecer. Seguiremos informando.
P.D He cenado un sandwich asqueroso y el camarero, al ver que dejaba la mitad, me lo ha envuelto para llevar.
Genial Héctor! Como un culebrón, a estoy ansiosa por leer la siguiente entrega. Gracas!
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