sábado, 9 de julio de 2011

Hasta pronto Big Joe

Si las cosas se hacen hay que hacerlas bien. A las 4:40 de la mañana en pie para ver amanecer sobre el Gran Cañón del Colorado. Llegar en penumbra y ver como el sol va iluminando esta maravilla es merecedor de ojeras.


Llegas al mirador central del anillo sur y desde ahí puedes hacer un paseo estupendo a izquierda o derecha de esta parte del cañón. Yo he escogido ir hacia el sol y no me he arrepentido. Sentado en un risco he contemplado este acontecimiento. Es curioso también como la gente, al verse cerca de la aventura, se lanza a hacer cosas para las que no está preparada. El año pasado se rescataron a 287 personas que, por un motivo u otro, se jugaron directamente la vida. Hay que saber qué hacer, como se debe hacer y sobre todo estar preparado para ello.



Tumba en el cementerio de GC
El Parque Nacional del Gran Cañón está muy bien organizado. Los sitios para dormir están muy bien equipados y los trayectos son sencillos. De noche mejor evitar conducir por la posibilidad de que te aparezca cualquier animal en la carretera. De día me encontré una pequeña manada de ciervos y me quedé petrificado. Tanto como al entrar en el cementerio del parque. Allí descansan los restos de vecinos y de algunos mecenas. Está cerca del anillo sur, entre los gigantescos pinos y tan solo rodeado por unos tablones. Unas 150 tumbas a ras de suelo. Algunas con piedras marcando el lugar del féretro, otras, las más antiguas, con la lápida como única señal. Recordatorios a fallecidos en accidentes de avión, a los caídos en las 2 grandes guerras y a dos niños que perdieron la vida en el parque, al que, como rezan sus lápidas, habían ido a descubrir y del que nunca regresaron.

Ruta 66 en Williams
La salida del parque por esta zona se realiza por Williams, un pueblecito rodeado por el bosque Kaibab, que ofrece señales de los que estaba buscando, la ruta 66. He visto de todo, desde los típicos bares y gasolineras de la antigua ruta, hasta un puesto de la Asociación del Rifle  ( "Come on, take it" dice su lema... ). Se puede entrar directamente a los pueblos a ver lo turístico de la ruta, pero yo he decido recorrer un tramo de 80 millas. Es IMPERDIBLE por sus panorámicas y por su esencia. Entrando por Cockton road, pasando por Seligman, Peach Spring, Truxton y terminando en Kingman. Todo adornado por avisos en los laterales como "si tienes la voluntad de correr como el tren, recuerda que la muerte tiene la voluntad de correr como tú", en recordatorio de aquellas carreras de moteros.


La gasolinera de Big Joe y sus nietos
 En Truxton he parado a llenar el deposito. He elegido una gasolinera, no un puesto de venta de pegatinas como parecen otras que había pasado. He visto a dos chavales, ambos pelirrojos y con una camisa de mecánico que les venía gigantesca, que me han recibido como un acontecimiento. Uno, el mayor, se ha puesto a limpiarme el cristal delantero con jabón. El pequeño me ha abierto la puerta. "Hola señor. ¿Está teniendo un buen viaje?". Le he dicho que si, que llovía a tramos, pero que iba bien. "Lléname el deposito" le he pedido. "No puedo señor, eso lo hace Big Joe" me dice en el momento que un veterano con melenas y barba blanca aparece por detrás del surtidor manual. Big Joe es su abuelo, el dueño del negocio desde hace 43 años. Cuenta que ahora ganan algo más por que los turistas llenamos el deposito y eso es bueno para el negocio. "Los chicos vienen aquí a ayudarme por que son los únicos niños del pueblo".

Lleno 3/4 por 44 dólares, un chollo. Me dirijo al pequeño y le doy 10 dólares. Me mira con cara de cabroncete y le recuerdo que son para repartir con su hermano. Big Joe se quita la gorra, se aplasta el pelo de una pasada y me dice que lo que más le jode de la "nueva" 66 es que "todas las despedidas son para siempre". Quizá esta no.

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