miércoles, 8 de febrero de 2012

Vivir juntos, morir solos

Hace poco leí las lineas que Gonzalo Vázquez escribía a su marcha de NY. Un relato de su vida allí, una narración dolorosa de varias frustraciones pero, en el fondo, un canto a la esperanza mientras desnudaba su situación. La lucha por tus sueños. Aunque del ejercicio de Gonzalo en esas lineas me quedo también con el propio ejercicio de escribirlas.

La vida juega contigo. Cuando parte es un Edén otra parte es un infierno. Parece que nunca existe un momento ideal o que, cuando llega, no somos capaces de reconocerlo. Yo estoy ahí, donde unas cosas están a la altura de un reloj suizo y otras cerca de una trinchera en Bastogne. La maquinaria funciona mejor que nunca y para bajar al barro estoy perfectamente pertrechado, pero andar por ahí escuchando silbidos no es tarea fácil. Pero hay que andar, así que andaremos. 

El temperamento no es un buen aliado cuando se trata de jugar al ajedrez, cometes errores imperdonables. Es necesario tener cabeza fría y saber como mover las piezas para no arrepentirte de lo que has hecho o no. En mi caso es posible que en los últimos tiempos haya tenido que pedir más perdones que dado las gracias, pero como coartada diré que soy así. Ya sé que no es muy válido, pero hay cosas que no puedo evitar.

Tengo muchas cosas que agradecer a mi profesión, la principal mis compañeros. Tengo la suerte de tener cerca a buenas personas, talentosas e inquietas, que no hacen otra cosa que mejorarte en lo tuyo y alejar a los malos de tu perímetro. A ellos, que aguantan mi carácter y mis malos ratos, les doy las gracias y les pido perdón por adelantado ante las cagadas que vendrán, que serán unas cuantas. Somos los que preferimos vivir juntos antes que morir solos, como diría Jack Sephard.

No sé muy bien si esto que estoy escribiendo es una radiografía o simplemente una manera de desahogarme. Me creo lo segundo. También puede ser que entre estas lineas se camuflen frustraciones de más allá del perímetro, o que, simplemente, sean pensamientos al aire. Todo puede ser. Después de esto quizá también sea momento de buscar un buen saco.


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