Llego al vestuario y les miro a la cara. No hay videos motivadores ni arengas especiales. Quiero que comprendan lo que les voy a contar para que lo pongan en práctica tal y como lo vamos a ensayar durante la semana. El “invento” es jugar sin delanteros en una categoría en la que el aprendizaje táctico no incluye esa partitura. No se trataba exclusivamente de entrenarlo, debía saber como contárselo para que ellos lo supiesen interpretar.
“Este sábado vamos a jugar con 2 mas. Todos hemos visto a sus centrales y son tan buenos que seguramente anularían a nuestros 2 puntas. Contando con que ellos lo van a hacer siempre, vamos a colocar a nuestros delanteros en otra posición para tener mayorías en otras situaciones del campo. Sus centrales son los mejores marcadores de la categoría, pero en este partido no tendrán a nadie a quien marcar. Veremos que hacen.”
Muchas preguntas, nadie lo tenía claro. Era el mensaje principal que rodeado de otras claves debían facilitar conseguir el objetivo. Estábamos en una sala en la que podíamos permanecer el tiempo que fuera necesario. Lo primero que me impresionó es que ellos estaban entusiasmados por la novedad de la idea. No paraban de hacer sugerencias, de interrogarme, de proponer situaciones y de pelearse contra esa lógica que les dice que al fútbol se juega con delanteros. Por encima del tópico “quién es titular” prevalecía el grupo, el interés común de un grupo que se llevaba excepcionalmente bien. Una semana de pruebas y todo estaba listo para la escenificación.
Siendo una experiencia como entrenador, convertí aquella etapa en una terapia de comunicación. Me dediqué a aprender sobre los métodos y a experimentar en la manera de transmitirlos. Me obsesiona mucho ser claro en los mensajes, tanto en mi profesión como en la vida fuera de radio. Estoy seguro de que además de conocer a unos chicos geniales y con unas ganas de aprender tremendas, me topé con un grupo especialmente sensible y respetuoso con la persona que les dirigió. Les estaré eternamente agradecido.